Nacional

El Toro ve de nuevo la cara de buey al INE

A fin de justificar el cochinero que hizo en Guerrero para imponer a Evelyn Salgado como candidata a gobernadora en lugar de su padre, Félix Salgado Macedonio, Morena aplicó eso de: “éstos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”, de Groucho Marx. La frase del cómico político neoyorquino le queda como anillo al dedo tanto a Mario Delgado, presidente nacional moreno, como a su defenestrado excandidato a gobernador, inhabilitado por el INE para competir por la gubernatura guerrerense por no presentar gastos de precampaña.

Convertido en un costal de mañas, Salgado Macedonio se movió para desplazar a Delgado y a la dirigencia de Morena, a fin de que él mismo pusiera a quien ocuparía la candidatura.

Primero logró que su partido lo nombrara líder de Morena en Guerrero, desde donde tomaría todas las decisiones, incluso de su relevo en la candidatura.

El problema vino cuando alguien le recordó que el Inciso C del artículo 43 de los estatutos del partido prohíbe que los dirigentes promuevan candidaturas para sus familiares hasta en cuarto grado en línea directa o hasta segundo grado por afinidad. Y ahí es donde El Toro torció el rabo, pues si como dirigente nombraba a su hija, cualquiera de los miles de inconformes con esta imposición podría impugnar y el INE y el TEPJF le volverían a dar otra estocada, anulando la postulación de su Juanita.

Fue entonces que Salgado Macedonio fingió tener dignidad y rechazó el cargo, “pues ya no estoy para eso”. En realidad fue para burlar de nuevo la ley e impedir que las autoridades electorales dejaran fuera a su vaquilla.

Antes de dimitir amarró la nominación de su cachorra y ni Delgado ni Morena pudieron decir ni pío. Primero, porque la orden venía desde arriba —de quien juró no meterse— y, segundo, porque el error de no presentar gastos de precampaña fue de Morena, no del buey… digo del toro.

Ahora la clave está en las diputaciones, pues para Salgado es indispensable tener mayoría calificada en el Congreso de Guerrero, a fin de completar sus planes y esperar a que pasen los primeros dos años de gobierno de su vaquilla.

Porque si antes de dos años Juanita dimite, tendrían que haber nuevas elecciones; pasando ese tiempo, ella podría pedir licencia definitiva y heredar el cargo a su padre, siempre y cuando lo autorice el Congreso local.

Ésa es la asquerosa jugada que Morena y Salgado Macedonio le quieren hacer a los guerrerenses, a los que parece no importarles que El Toro les quiera ver la cara de bueyes, pues de ser señalado como un despreciable violador, ahora es un demócrata que se hace la víctima.

Tan no le importan las mujeres, que ahora utiliza a su propia hija para llegar al poder, sin importar que sólo la exhiba como un vehículo para lograr sus ambiciones personales.

Si eso hace con su hija, qué le espera a las mujeres de Guerrero.

Fuente Excelsior

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