A 13 de años de la masacre de 72 migrantes: ¿Qué pasó en San Fernando, Tamaulipas?
La Secretaría de Marina (Semar) informó el martes 24 de agosto de 2010 que al puesto de control carretero que mantenía en las inmediaciones de San Fernando, Tamaulipas llegó un hombre de nacionalidad ecuatoriana, herido con arma de fuego, quien denunció que había estado retenido en un rancho cercano al retén, con otras personas que fueron asesinadas. Se trataba de un sobreviviente de una masacre cometida en esa localidad contra 72 migrantes.
El hombre, de quien después se conoció la identidad, se salvó porque fingió estar muerto. Aunque no creían su versión, pero al atender sus indicaciones para dar con el lugar, se encontraron con un grupo de delincuentes contra quienes abrieron fuego pero se escaparon. En el ataque murió un marino y tres supuestos miembros del grupo delictivo, fue detenido un menor de edad, además de que se decomisaron armas y cartuchos.
Los marinos llegaron al lugar señalado por el ciudadano ecuatoriano, en un rancho que denominaron El Huizachal, localizado a 22 kilómetros al noreste de la cabecera municipal de San Fernando, donde encontraron los cuerpos sin vida de 72 personas.
¿Cómo fue la matanza de migrantes en San Fernando?
En la reconstrucción de los hechos el gobierno mexicano a través de la Semar dio a conocer la versión oficial de lo ocurrido e informó lo siguiente:
El 21 de agosto de 2010 a las diez de la noche dos camiones en los que viajaban 77 migrantes rumbo a Estados Unidos fueron secuestrados en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, por ocho hombres armados y conducidos a una bodega abandonada del ejido El Huizachal.
En el lugar fueron obligados a bajar y fueron atados de manos, el 22 de agosto les dieron dos opciones: trabajar para el grupo delictivo o la muerte. Los 72 personas que se negaron fueron asesinados, solo uno aceptó.
En minutos, vendaron a todos de los ojos, los tiraron al suelo, los asesinaron por la espalda; a muchos les dieron un tiro en la frente. Los cuerpos permanecieron un día apilados, a la intemperie, hasta que los detectó la Marina. Después se supo que los asesinos eran integrantes de Los Zetas. Que en el convoy original viajaban 77 personas.
A 13 años de la matanza, 63 de las víctimas fueron retornadas a su país y en al menos ocho casos sus familias tienen duda sobre si recibieron el cuerpo correcto de su pariente asesinado o qué les entregaron en el ataúd sellado o dentro de la urna con cenizas. Nueve cadáveres (ocho hombres y una mujer) permanecen enterrados en una fosa común, en espera de ser identificados.
Aunque se responsabilizó del crimen a Los Zetas y aunque en 2011 se adjudicó también complicidad de 18 policías municipales, ninguna persona ha sido sentenciada por esta masacre, aunque se habla de al menos 16 personas detenidas por este caso emblemático de violación de derechos humanos en México.