El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha tomado una postura contundente frente a las críticas que su reforma al Poder Judicial ha recibido, particularmente desde las embajadas de Estados Unidos y Canadá.
El mandatario anunció que ha decidido poner en «pausa» las relaciones bilaterales con estas representaciones diplomáticas debido a las preocupaciones expresadas por sus respectivos embajadores.
Declaraciones de Ken Salazar y Graeme C. Clark
Todo comenzó con las declaraciones del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, quien manifestó su preocupación por los posibles impactos de la reforma judicial que propone López Obrador. Según el embajador, la elección popular de jueces y magistrados podría socavar la independencia judicial y abrir la puerta a influencias políticas en el sistema legal mexicano. Esta posición fue secundada por el embajador de Canadá, Graeme C. Clark, quien, durante el evento de negocios CanCham Day 2024, también expresó inquietud respecto a cómo los cambios en el sistema judicial podrían afectar las inversiones de empresas canadienses en México.
Estas declaraciones no fueron bien recibidas por el presidente López Obrador, quien desde su conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional calificó los comentarios como una «imprudencia» y anunció que su gobierno había decidido «pausar» las relaciones con ambos embajadores.
¿Qué significa «pausa» en las relaciones bilaterales?
López Obrador aclaró que esta pausa no implica una ruptura diplomática, pero sí una señal de que su gobierno no aceptará injerencias en los asuntos internos del país. “Pausar significa que vamos a darnos nuestro tiempo”, explicó AMLO, subrayando que, mientras él esté en el poder, no permitirá que «fuerzas externas» influyan en las decisiones soberanas de México.
El presidente fue enfático al decir que su reforma judicial, que busca que los jueces y magistrados sean electos por el voto popular, es una medida necesaria para democratizar el sistema judicial mexicano. “Mientras yo esté aquí, no lo vamos a permitir”, dijo en referencia a las críticas que ha recibido la reforma desde Washington y Ottawa.
La postura de AMLO frente a las críticas internacionales
La reforma judicial es uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno de AMLO. Su propósito central es que los jueces sean elegidos directamente por el pueblo, lo que, según López Obrador, permitirá combatir la corrupción en el sistema judicial. Sin embargo, los críticos de esta medida argumentan que podría politizar el sistema de justicia y comprometer su independencia.
Durante su intervención, AMLO recordó que México es un país soberano y que las decisiones sobre su sistema judicial son competencia exclusiva de los mexicanos. “Esto no es asunto de ellos”, afirmó, refiriéndose a los gobiernos extranjeros que han manifestado su preocupación por la reforma.
Impacto económico y la visión de los inversionistas
Las preocupaciones expresadas por Estados Unidos y Canadá también tienen un trasfondo económico. Ambos países son socios comerciales clave de México bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y cualquier inestabilidad en el sistema judicial podría afectar la confianza de los inversionistas extranjeros.
El embajador canadiense, Graeme C. Clark, señaló que la incertidumbre que rodea la reforma judicial ha generado inquietudes entre las empresas canadienses que operan en México, particularmente en el sector minero y energético. Mientras tanto, Ken Salazar expresó que el impacto de estas reformas podría poner en peligro la colaboración económica y el comercio bilateral entre México y Estados Unidos.
¿Qué sigue para las relaciones diplomáticas?
Aunque AMLO ha sido claro en su defensa de la reforma y ha decidido «pausar» las relaciones con los embajadores de Estados Unidos y Canadá, la situación podría evolucionar dependiendo de cómo se desarrollen las negociaciones políticas y diplomáticas en los próximos meses.
En este contexto, la «pausa» anunciada por AMLO es más simbólica que real, ya que México sigue siendo un aliado clave para ambos países en temas comerciales, migratorios y de seguridad. Sin embargo, esta situación añade un nuevo capítulo de tensión diplomática que refleja la creciente presión internacional sobre el gobierno mexicano para que reconsidere algunos de los aspectos más controvertidos de su reforma judicial.
Es así que el futuro de la reforma judicial de AMLO aún está por verse, pero lo que es claro es que la presión internacional no se detendrá fácilmente. Mientras tanto, el presidente ha dejado en claro que no cederá ante las críticas y que su proyecto de transformación política sigue siendo su prioridad.
Esta pausa en las relaciones diplomáticas podría ser temporal, pero subraya los desafíos a los que se enfrenta el gobierno de López Obrador en el plano internacional y en la implementación de su agenda interna.