Así fue el regreso de Javier Aguirre a la Selección Mexicana, ¿abandonado por afición?
Javier Aguirre, uno de los entrenadores más emblemáticos de la Selección Mexicana, ha regresado para liderar al equipo en un nuevo ciclo que promete grandes cambios. Sin embargo, su esperado debut en el Rose Bowl, en Los Ángeles, dejó un sabor agridulce, no por el rendimiento en el campo, sino por la notable ausencia de aficionados en las gradas.
Aguirre asumió la dirección del Tri tras varios fracasos en competiciones internacionales, y con su experiencia, la afición esperaba un resurgimiento del equipo.
No obstante, el primer partido de esta nueva etapa contra Nueva Zelanda se jugó frente a un estadio semivacío, lo que generó muchas preguntas sobre la relación entre el equipo y sus seguidores.
La victoria sobre Nueva Zelanda: Un buen inicio para la era Aguirre
En el aspecto deportivo, la selección mexicana no decepcionó. Con goles de Orbelín Pineda, César Huerta y Luis Romo, México derrotó cómodamente a Nueva Zelanda.
Bajo el mando de Aguirre, el equipo mostró un juego ordenado y con ideas claras, aunque dejó escapar varias oportunidades de ampliar el marcador.
Los once titulares elegidos por Aguirre dejaron ver una combinación interesante de jóvenes talentos y jugadores experimentados. Entre ellos destacaron Santiago Giménez y Luis Romo, quienes fueron claves en el ataque y control del medio campo.
La táctica utilizada por Aguirre parece estar en línea con lo que los aficionados desean: un equipo competitivo y dinámico.
Un Rose Bowl semivacío: ¿Por qué la afición no respondió al llamado?
A pesar del buen desempeño del equipo, uno de los aspectos más sorprendentes del partido fue la baja asistencia de la afición mexicana en el Rose Bowl.
Un estadio con capacidad para casi 90,000 personas solo recibió a 25,271 asistentes, lo que dejó una gran cantidad de asientos vacíos.
Este fenómeno es particularmente llamativo, ya que los partidos del Tri en Estados Unidos suelen ser un imán para los aficionados.
Los Ángeles, una ciudad con una gran comunidad mexicana, ha sido históricamente uno de los lugares donde el equipo recibe un gran apoyo, especialmente en los partidos amistosos. Entonces, ¿qué sucedió esta vez?
Rafael Márquez y Javier Aguirre: Una dupla prometedora, pero sin aforo
Una de las grandes expectativas alrededor del regreso de Javier Aguirre era la incorporación de Rafael Márquez a su cuerpo técnico.
El histórico exjugador y capitán del Tri ha generado mucho entusiasmo entre los seguidores, quienes ven en él un futuro líder para el equipo. Sin embargo, ni siquiera la presencia de Márquez fue suficiente para atraer a más aficionados al estadio.
La baja asistencia en el Rose Bowl podría deberse a varios factores. El hecho de que Nueva Zelanda no sea un rival de gran peso, sumado a la fatiga del público tras los recientes fracasos del equipo en la Nations League y la Copa América, podría haber influido en la poca convocatoria. Además, la falta de estrellas mediáticas en el plantel actual podría estar alejando temporalmente a la afición.
¿Qué le espera al Tri en los próximos partidos amistosos?
Aguirre y su cuerpo técnico no tienen mucho tiempo para lamentarse, ya que el próximo reto está a la vuelta de la esquina. El Tri enfrentará a Canadá en Texas en otro partido amistoso. Las expectativas son altas, y se espera que el equipo continúe mostrando progreso en su juego.
Lo que resta por ver es si la afición mexicana volverá a responder con mayor entusiasmo en los siguientes encuentros. El regreso de Aguirre al mando del Tri y la presencia de Márquez auguran un futuro prometedor, pero queda claro que necesitarán más que una victoria sobre Nueva Zelanda para recuperar la confianza total de sus seguidores.
El éxito a largo plazo dependerá no solo de los resultados, sino también de la conexión que el equipo logre restablecer con su afición, una que se ha sentido desconectada en los últimos años.
Con el Mundial de 2026 en el horizonte y México como uno de los anfitriones, Aguirre tiene la tarea monumental de devolverle al Tri la competitividad y el orgullo que la afición tanto anhela.