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Aumentan casos de hepatitis en Tamaulipas; reportan 148 pacientes

En Tamaulipas se han detectado en lo que va del año 148 casos de hepatitis, enfermedad que inflama el hígado y puede provocar padecimientos graves, entre ellos el cáncer. Es un mal que va en aumento, porque al mismo periodo del 2020 apenas había 102 pacientes.

El incremento en el número de diagnósticos es de un 45 por ciento e impacta en mayor medida a los hombres, que suman 91 casos contra 57 femeninos, indica el Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud federal.

La estadística, con corte a la semana 27, que comprende hasta el 17 de julio del presente año, desglosa que la mayoría de los enfermos presentaron hepatitis C, un total de 97.

Las complicaciones en este tipo de hepatitis son costosas e irreversibles, tales como la fibrosis del hígado o cirrosis, cáncer de hígado e insuficiencia hepática.

En el registro de casos, después estuvo la incidencia del tipo A, con 28 pacientes; en “otras hepatitis víricas” la suma fue de 15 y la tipo B con solamente ocho pacientes.

En México, se calcula que 4 de cada 1000 personas viven con el virus de la hepatitis C, y la mayoría desconocen que tienen la infección debido a que no presentan síntomas hasta que el padecimiento está muy avanzado, pudiendo transcurrir hasta 30 años para ello.

Cada 28 de julio se conmemora el día mundial contra esta enfermedad que representa la cuarta causa de mortalidad en el país. El lema de este año es “La hepatitis no puede esperar” y con ello se busca hacer conciencia de que representa una amenaza para la salud pública.

Se estima que cada 30 segundos fallece una persona en el mundo por síntomas relacionados con las hepatitis víricas, incluso durante la actual crisis causada por el covid-19.

Ayer en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, el senador Américo Villarreal Anaya detalló que la hepatitis A es transmitida por el consumo de comida o agua contaminada; la B a través de transmisión materno-fetal o exposición a sangre y vía sexual.

La hepatitis tipo C es generada por exposición a pequeñas cantidades de sangre, drogas inyectables, prácticas de inyección poco seguras, transfusión de productos sanguíneos y vía sexual.

La D es por transmisión materno-fetal o contacto con sangre u otros líquidos corporales y la E por vía fecal oral, principalmente a través de agua contaminada con heces.

Se calcula que 65% de los pacientes con un tamiz positivo tiene una infección crónica y que el 25% de estos pacientes sabe de su enfermedad y únicamente el 1% recibe tratamiento.

“Sin duda las medidas preventivas son fundamentales, tanto las acciones higiénico-dietéticas para la prevención de hepatitis A, como la vacunación para hepatitis B; por lo que resulta esencial continuar con el reforzamiento y promoción de las mismas”, se estableció.

Fuente: Milenio

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